Si Lucifer el ángel favorito de dios,no pudo evitar caer en las garras del mal,que será de nosotros simples mortales.Es inquietante,que a veces simples personas normales de naturaleza buena se trasformen en verdaderos demonios,capaces de infringir las mas horripilantes torturas y muertes a sus congéneres.la semilla del mal se desarrolla a nivel psicológico cada vez que asumimos sin sopesarlo una autoridad abusiva,cuando caemos en el beneplácito de la pasividad ante la injusticia y la violencia o cuando agredimos a otro para ser aceptados en un grupo.En cualquier caza de brujas caemos en esos horribles extremos al deshumanizar al otro al de otra raza,otra religión al del otro sexo al diferente.Los prejuicios sobre los demás están llenos de términos abusivos y denigrantes,las dramáticas imágenes del enemigo que promulgan, estratégicamente utilizadas dejan su huella emotiva de miedo y odio en el sistema límbico de los hombres,propaganda que conduce a la inmersión total en la mente de la masa predadora mientras el otro se percibe como el enemigo que merece ser maltratado,torturado o muerto.son infinitos los tormentos que el ser humano a infligido a otros seres humanos,nada de lo que sentirnos orgullosos y sin embargo lo seguimos repitiendo en distintas formas de horrores injustificablemente justificadas,quizás sea bueno,ser consciente de la fuerza del verbo corrupto que el insulto y la vejación, se esconde incluso detrás de cada cotilleo o comentario mal sano hacia los demás y hacen falta como decía el psicólogo Richard weisman cinco buenos gestos para contrarrestar el dolor de cada una de nuestras criticas e insultos.
CAPITULO 1
¿Sabemos de qué seríamos capaces en una situación extrema a la que nunca nos hubiéramos enfrentado? ¿Somos realmente quienes creemos que somos?
El psicólogo Philip Zimbardo explica en Redes los detalles del famoso y macabro experimento de la prisión de Stanford, realizado en los años 70 para averiguar qué sucedía si se colocaba a gente buena en un lugar malvado.
El psicólogo Philip Zimbardo explica en Redes los detalles del famoso y macabro experimento de la prisión de Stanford, realizado en los años 70 para averiguar qué sucedía si se colocaba a gente buena en un lugar malvado.
CAPITULO 2
Cuenta la Biblia que Lucifer era el ángel favorito de Dios. El más bello, el más poderoso, el más querido. En su soberbia y ambición desafió la autoridad del mismísimo Dios y fue condenado a los abismos para dirigir el Infierno. Y el ángel más esplendoroso se convirtió en la bestia más temible, esa que el imaginario humano denominó Satanás. El Efecto Lucifer, es esta situación en que las personas justifican ser inhumanas con otras, algo que se da en todas las guerras. Los mejores de nosotros podemos ser llevados a cometer maldades bajo las circunstancias sociales adecuadas. Un líder que no nos atrevemos a contradecir, un grupo al que queremos pertenecer, un poder que nos consume la razón.
CAPITULO 3
El Efecto Lucifer sólo puede contrarrestarse con valentía y determinación. Todos podemos ser crueles, tanto como podemos ser nobles. La diferencia está en afirmarnos en nuestros valores, ser fieles a nuestra ética. Probablemente esta actitud nos marque socialmente, nos condene al ostracismo, pero ahí yace el valor de nuestra acción, lo que nos convierte en verdaderos héroes. La capacidad de negar una orden inmoral, de decir libremente que algo está mal a nuestros ojos, aunque el entorno nos esté alentando a efectuar esa tarea que no nos parece correcta. Ese es el secreto para evitar caer en el lado oscuro: ser nosotros mismos, hacer valer nuestra unicidad e individualidad como seres humanos.
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